EL GRAN ATILIO

Por Roberto Carlos QUINTANA VILLAVICENCIO

Lic. En filosofía y CCSS

Ya no hay cerreños netos, puros, auténticos, cerreños que mantengan la tradición, alienten los clásicos y veneren el pasado como ruta del devenir. Cerreños ya poquísimos, aquellos y aquellas que aún visten con garbo y elegancia. Cerreños que vivieron la bonanza y lucharon por la no extinción de la antigua ciudad del Cerro de Pasco.

Ya no hay cerreños que canten las mulizas y chimaychas en carnavales, que escriban sus correos y mensajes con respeto y a la vez con aguda percepción. Cerreños que tomaban su lonchecito en el “El paisanito” y miraban la película de estreno en el cine Grau o en el Popular o si quieres en el Imperial.

Ya no hay Cerreños que convertían la tertulia en análisis de la historia y que la mirada de la realidad era tan pluralista, cuyas conclusiones llegaban apuntando al desarrollo y no al retroceso.

Solo quedan estampas del pasado, estampas que cada domingo de 11:00 a.m. a 1:00 p.m. a través de la histórica radio Corporación nos retrataba el gran Atilio Córdova Reyes. Su programa te hacía sentir el pasado radiante de la tierra minera. La transmisión te llevaba en un viaje a un pasado de bonanza y alcurnia de la tierra que amo imperecederamente, Don Atilio.

Gran parte de la historia de la tierra minera era comentada con marco teórico incluido en ESTAMPAS PASQUEÑAS, todos escuchamos la música cerreña, pero quien te ilustraba el origen y la hermenéutica del cantar cerreño era el culto director del programa.

Cerreños como él ya no habrá. y más aún que te enseñe el porqué del orgullo de ser de la tierra minera, el cerreño no agacha la cabeza, siempre mira altivo, desdeña, pero si respeta.

Se fue el gran Atilio Córdova Reyes, no habrá esa voz que domingo a domingo alentaba a sonreír en el peor vivir, aquel que con didáctica de maestro de escuela te decía del porqué eran los títulos de las canciones de los huaynos y mulizas.

Alguna vez le pregunté a don Atilio: ¿Por qué el huayno “El aceitunal” era de una pieza musical magnánima pero sus letras un desdén ya que habla de la historia de un borracho que hace caso a su mujer porque ella dice que lo quiere? su icónica respuesta hasta ahora la recuerdo: Es que el cerreño es obediente esté borracho o sobrio y que una mujer siempre lo amara no por su estado sino por su aceitunal.

Décadas atrás en el desaparecido restaurante “El viajero” que quedaba frente al monumento de la plaza Carrión estábamos reunidos con don Desiderio Taza Ponce, don Eduardo Mayuntupa Punto y don Atilio Córdova Reyes. Yo un mozalbete esos años. Ellos en su tertulia tomando café hablaron de una anécdota del cerreño: En otros pueblos cuando ofrecen una caja de cervezas el que las ofrece da un discurso sempiterno y agotador, mucho rollo, muy demagógico; cuando el cerreño ofrece una caja de cervezas levanta una y dice salud, dando a conocer que el cerreño y la cerreña antiguos son de acción, de hacer, de obrar y no de bla, bla, bla.

Don Atilio siempre fue de obrar, sustento como nadie en su programa radial de nuestra música y tradiciones, escribió en un libro sobre los correos de grandiosos carnavales del ayer, fue parte de una producción musical paradigma del cantar cerreño, fundó asociaciones culturales y amo su añorado Vulcano del cual fue su presidente en su Centenario. Adiós don Atilio Córdova Reyes el eco de tu voz seguirá retumbando en la ciudad minera, ciudad del desdén, la apatía, pero aun así tierra que amaste.