Así pasa el viejo sus días, contando
las palomas que llegan a su lecho.
Su mirada triste revela el vacío,
la desesperada soledad,
prefiere callar y hablar con sus arrugas.
Su figura se pierde entre el polvo
y el tic tac del reloj.
Cansada se siente su anciana sombra,
prefiere vivir de los recuerdos
que le dejaron su juventud.
Está agotado,
ya quiere descansar.
Él dice:
Yo solo espero los días en silencio, en paz,
estoy preparado para partir.
No quiero invitados,
no quiero despedidas,
solo mi descanso absoluto,
es lo que más anhelo…
Gutiérrez Lupinta, Fiorella Linda, Los caminos de Florencia, segunda edición, autor-editor, 2019.