Lic. Isaías Joel Hurtado Santa Cruz
I. INTRODUCCIÓN:
Ilustración 2: Médico de la Peste, Paula Edith - 2018 |
El arte, es una de las formas más bellas que el ser humano ha inventado para comunicarse; en esa imperiosa necesidad de decir lo que sentimos, de transmitir conocimientos o de simplemente tener contacto con las demás personas. Rousseau, nos decía que la comunicación, hablando específicamente del lenguaje humano, surgió por la necesidad de supervivencia; de enfrentar esas dificultades que eran imposibles enfrentarlas como individuos (Rousseau, 2011). Aunque también hay quienes defienden que nosotros inventamos el lenguaje articulado porque teníamos la capacidad de hacerlo (aparato fonador) (Montalbetti, 2011); y que este ha ido evolucionando juntamente con el cerebro (Punset, 2006).
Ilustración 1: John
Martín, La ira de Dios (1853)
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Es por eso que a través del arte hemos podido comunicar nuestros estados de ánimo, lo oculto en nuestro subconsciente, nuestros miedos y temores (Freud, 1981); muchas veces de manera simbólica; oculto en arquetipos (Jung, 2019) e imágenes que presentan nuestros más profundos miedos (Lacan, 1980). Es por ello que, en el presente artículo, analizaremos las obras artísticas que se originaron en diversas pandemias que atravesó la humanidad; intentando explicar los arquetipos que en ellos se presentan, el lado afectivo y sentimental de cada uno de ellos; cómo nos afectan y cómo hoy, después de mucho tiempo, aún tienen vigencia; también realizaremos una comparación con el arte de epidemia de nuestra época, pero eso saldrá en el siguiente artículo.
II. Juan Manuel Blanes, Un episodio de la fiebre amarilla en Buenos Aires (1871):
Muy pocas cosas son peores que perder a una madre; pero, eso es lo que suele pasar en las pandemias; en esta pintura, que refleja el dolor que significó la fiebre amarrilla en Argentina, podemos observar como un niño busca el pecho de su madre muerta. Sabemos a través de algunos estudios que los niños no entienden el significado real de la muerte (Freud, 1981); para ellos es un simple acto de no presencia temporal (Klein, 1990), ya que en su imaginario, esa persona va a volver o simplemente está durmiendo. Vemos también que el niño, está agarrando el pecho de su madre, en referencia a un símbolo vital, dado que esa leche es lo que le da vida. El hecho de como seguir buscando la vida en un cuerpo inerte, esa antítesis, entre la muerte (madre) y la vida que comienza (niño), hace que esta pintura sea desgarradora.
El médico hace su aparición, reemplazando el arquetipo de Dios, el ser divino que la puede curar, si así lo quiere. Pero, en este caso se puede observar que ha llegado ya muy tarde. Al igual que en las pinturas de la edad media, Dios puede hacer algo, pero no lo hace simplemente porque no quiere; en muchos casos tampoco puede hacer nada para aliviar el dolor humano por el pecado.
III. Domenico Gargiulo, Piazza Mercatello durante la peste del 1656:
Los cadáveres amontonados en las calles y plazas de una ciudad cualquiera, son quizá uno de nuestros peores sueños de terror (Jung, 2019). Le tenemos un cierto temor a la muerte pues es lo que desconocemos, es por ello que observar la muerte de un ser querido, es traumático para muchos; quizá porque en ello, vemos nuestra propia muerte. Pero eso no queda ahí, observar cientos de muertos, en un solo espacio, tirados a montones cerrando calles, es una experiencia muy típica de las pandemias.
Pero en esta pintura también podemos ver a la divinidad (Dios), que está sin hacer nada en este problema. La gente agonizando; otros, tratando de ayudar. Pero es muy difícil luchar contra la muerte sin la ayuda divina.
Es como que, si la divinidad abandonara al hombre, a su hijo y creación, cuando más lo necesita. Solo se limita a observar, desde un lugar privilegiado, como van muriendo a causa de su pecado; al contrario de ello, vemos como los hombres, con distintas condiciones sociales, eso se puede ver por el distinto ropaje que utilizan, se tratan de ayudar entre ellos; ya sea para enterrar a los muertos o a ayudar a los enfermos. De todas maneras, es un cuadro esperanzador, pues en tiempos de desgracia es donde nace la cualidad humana de ayudar al prójimo.
IV. Salvator Rosa, Fragilidad humana (1657)
Somos débiles ante la muerte; se dice que hasta ahora lo único que no podemos vencer es la muerte. Es por ello que, en esta pintura, vemos como la muerte y la vida se juegan a los niños, como si discutieran quién se queda con cada uno de ellos. Con esto, el pintor nos sugiere que no podemos hacer nada contra las fuerzas superiores a nosotros, como por ejemplo la enfermedad, que nos puede matar si así lo quiere.
Otro elemento que nos muestra la pintura es que, no vale de nada todo lo que hacemos, nuestra vida, y nuestras acciones, no tienen la mayor importancia, es como si unos niños se hubieran puesto a jugar. El hombre no es capaz de cambiar nada, no es capaz de hacer nada. El hombre ante lo demás es muy débil. Pero a pesar de todo el hombre se sigue aferrando a la vida. Sigue luchando contra fuerzas que no puede derrotar. Hildebrandt, en una entrevista con Denegri, sugiere que el único tema interesante de investigaciones el suicidio, ya que no es comprensible (Denegri, 2015). Mientras la humanidad se une cuando hay alguna cosa que atente contra la vida, algunos optan por la muerte, muy pocos. Eso nos hace reflexionar en lo arraigados que estamos a la vida. Muy pocas personas buscan la muerte (Lacan, 1980).
V. Francisco de Goya, Corral de apestados (1799)
Acercarse a un enfermo, y más aun si es un enfermo de una pandemia, es algo que puede causar pavor en nosotros; es por eso que los vemos como apestados, gente de la cual tenemos que alejarnos. Quizá por ello los estados han decidido que se deben guardar en el anonimato las identidades de las personas que sufren esta pandemia.
En la pintura se puede observar, como los contagiados de las enfermedades son alejados de la sociedad, condenados a vivir fuera de su círculo social, encerrados para que no se siga propagando la enfermedad. Esto nos lleva a pensar en las cuarentenas que venimos llevando en el mundo. Muchas personas ven como monstros a las personas contagiadas, las cuales no tienen redención, las cuales deberían desaparecer. En las redes sociales leemos a diario que la gente los insulta, los trata mal. Quizá ese miedo a que nos pase lo mismo, el miedo a morir, hace que reaccionemos de esa manera.
En la pintura, una simple ventana aleja de la realidad a las personas, una ventana que les separa de sus familiares. Esa ventana nos recuerda a la ventana de “El túnel” de Sábato, esa ventana que pocos ven, que nadie le presta atención, pero que es lo mas importante en la pintura de Castel (Sábato, 1948). Al igual que esa analogía, muy pocas personas ven el dolor de los apestados.
VI. Jules Elie Delaunay, Peste en Roma (1869)
En esta pintura podemos ver algo más común, la teoría de la peste como castigo divino, la cual hasta ahora tenemos muy marcado. Muchas personas dicen que, si vivimos algún mal, es porque Dios está renegando con nosotros, por ello nos envía diversas enfermedades para arrepentirnos. Está concepto aparece en diversas teorías, en literatura, en filosofía, etc.
Vemos como roma viene siendo atacado por un ángel, el ángel de la muerte, que viene buscando a las personas de casa en casa para expiar sus culpas.
Ya en la “Divina comedia, podemos observar cada uno de los castigos a los cuales seremos sometidos si no cumplimos con la reverencia al señor.
El hecho de que los ángeles bajen a la tierra, era algo muy común en la Biblia, donde Abraham es visitado por los ángeles, que le advierten sobre Sodoma y Gomorra. Los ángeles buscaban personas justas a los ojos de su Dios, pero al no encontrar ninguna, procedieron a quemar esas ciudades. Lo mismo pasa con la gente que desobedece a las enseñanzas divinas, son castigadas de algún modo, desaparecidas del mundo junto con su pecado.
VII. Edwar Münch, La madre muerta, de 1900:
Tu madre muere, de alguna manera se quiere entender ese hecho. Muchas veces a la edad que uno tiene, no se puede entender la muerte. Las miles de cosas que pasan cuando nos algo, las miles de metáforas a las que nos sometemos. El miedo, el dolor, la angustia, cosas que no podemos expresar en palabras. Eso es la pintura de Münch. Un resumen de nuestros miedos y temores.
Trabajos citados
Consuegra, N. (2010). Diccionario de Psicología. Bobotá: Ecoe Ediciones.
Denegri, M. a. (15 de DICIEMBRE de 2015). TV PERU. Obtenido de LA FUNCIÓN DE LA PALABRA: https://www.youtube.com/watch?v=4QsTRpE8DKw
Freud, S. (1981). Obras Completa. Madrid: Ed. Biblioteca Nueva.
Jung, C. (2019). Obras completas. Madrid: Trotta.
Klein, M. (1990). Obras completas. Barcelona: Paidos.
Lacan, J. (1980). Escritos. México: siglo XXI.
Montalbetti, M. (28 de NOVIEMBRE de 2011). PUCP. Obtenido de PUCP: https://www.youtube.com/watch?v=XdP_dtBvtQo&t=852s
Punset, E. (2006). El alma está en el Cerebro. Madrid: Planeta.
Rousseau, J. (2011). Rousseau, Jean-Jacques (1959-1995). Œuvres complètes. París: Gallimard.