Por Juan Diego Paredes – director de Orienta3.0
Recuerdo cierto acontecimiento que observé hace unos meses atrás: Una madre diciéndole a su hijo (entre 4 a 6 años) que no pierda el tiempo jugando, que se ponga serio, que debe estudiar y el fin de semana podrá jugar entre otras cosas. Esto me hizo pensar en otros acontecimientos del cual fui testigo: argumentos parecidos, diferentes personas, diferentes contextos.
Hoy, 28 de mayo, se celebra el Día Internacional del Juego, fecha que nos hace recordar al juego como un derecho fundamental del niño y niña, recordando también que es necesario para el desarrollo social, emocional y cognitivo del infante.
¿Cuál es la importancia del juego?
Jugar permite al infante un desarrollo integral de su persona, es la forma más importante en que se adquiere conocimientos y competencias (capacidad para responder a diferentes demandas). A través del juego, algunos aspectos que el infante desarrollará son:
• Sus habilidades motrices y su coordinación, motricidad fina y gruesa.
• Su capacidad intelectual, su creatividad, descubrirá su entorno.
• Su inteligencia emocional, confianza e independencia.
• Hábitos de cooperación.
• La cooperación, además de ello comprenderá de mejor manera cómo funciona la sociedad.
• Pensamiento crítico.
El juego también se puede utilizar como estrategia para el aprendizaje y la enseñanza.
Juego en la adultez
El juego no acaba en la infancia como muchas personas creen, se transforma a través de los años. El adulto o adulta puede vivir experiencias de juego a través del deporte, jugando a las cartas, jugando con sus hijos o hijas (esto permitirá el desarrollo del apego), entre otros. Jugar nos permite ver el mundo desde diferentes perspectivas.