Por Roberto Carlos QUINTANA VILLAVICENCIO
Lic. En filosofía y CCSS
Se nos dio el título de “capital minera del Perú” ¿y que somos?, capital de la apatía social, centro del desgano popular, medula de la indolencia, meollo de la vanidad que habla del pasado grandioso y que es miope de la triste realidad; ya no hay minería, los dartes han parado, el muqui ha guardado sus tesoros, la gran mina de antes está cerrada y nunca más abrirá, somos capital de relaves, no hay minería, no hay mineros, no hay trabajo, no hay empleo, no hay progreso, estamos estancados, “capital minera” , capital del abandono, de la desidia y del eterno nublar al no saber qué hacer con nuestro destino.
Nos dieron el título de “ciudad opulenta del Cerro de Pasco”, ¿ciudad opulenta? Cuando en nuestras calles se respira pobreza, cuando por la vereda hay penuria e indigencia, ¿ciudad opulenta?, los jóvenes no tienen trabajo por las puras estudian, los adultos buscan empleo y no encuentran, ¿dónde está eso de ciudad opulenta? Aquí falta el pan, carecemos de buena salud, estamos muriendo de sofrió, y nuestros cuerpos ya no dan más que 60 años, la opulencia siempre fue un “chamuyo”, la opulencia fue para los gringos que explotaron las minas, la opulencia fue para aquellos foráneos que vinieron y saquearon nuestro dinero del presupuesto público, la opulencia fue para esos cleptómanos hechos gerentes, randas hechos directivos que se llevaron nuestra dineral y nos dejaron en la miseria.
Nos otorgaron el título de “Ciudad Real de Minas”, ¿real? No tuvimos reyes, pero si explotadores, no tuvimos virreyes, pero si vasallos, serviles que, en nombre de su hipócrita nobleza, hicieron de nuestros hombres y mujeres la ciudad donde nos trataban como miserables lacayos al servicio de la producción campesina, minera y comercial, ¿cuándo fuimos reyes de algo?, ¿cuándo fue ciudad real?, nuestra plata se llevaron y se hicieron acervo otros, nuestro zinc, vanadio, cobre ¿dónde fue capitalizado y por quienes?, pues esos protervos hicieron riqueza con nuestro mineral, “donde los cerreños estuvieron de peones, sin complacencia alguna”, ¿“ciudad real de minas”?, nuestras calles polvorientas, nuestras veredas de tierra, nuestras casas de tapia aun, y nos endilgan tal burla de “ciudad real de minas”.
Nos dieron el título también de “distinguida villa del cerro de Pasco” nos distinguieron maltratando a nuestros japiris, a nuestros pallaqueros, a esos mineros antiguos que les pagaban con miserables fichas para luego canjearlas en la mercantil, ¿distinguidos? Mataron a nuestros hombres en las minas, si hubo una tierra donde abundaban los cementerios era el latifundio del Cerro de Pasco, cientos de hombres muertos en el obraje minero, ¿distinguida? a nuestros jóvenes los enviaban a la guerra condicionados ya que, sino sus familias y sus padres perdían el trabajo en las minas, ¿distinguida? nuestro primer colegio técnico nos dieron 3 siglos después, nuestro primer colegio de humanidades nos dieron 3 siglos y medio después, nuestra universidad nos dieron 4 siglos después de fundada la colonia, nuestros institutos de igual modo, ¿ en que nos distinguieron? Si todos esos logros fueron gracias a las luchas del pueblo cerreño.
Tierra de machos y no de muchos, ja, ja , ja, no somos machos, aquí hay varones y mujeres que estamos por el trabajo, por la familia, por el empleo y porque hay la minería, vivimos aquí porque hay trabajo, no estamos por el lindo clima que todos odiamos, no estamos por el medio ambiente que con minería o sin minería es atosigante, estamos aquí y hemos vivido aquí 400 años y más, haciendo cultura, haciendo Cerreñismo, los hombres y mujeres de coraje, porque vivir aquí es del carajo, bendita sea la minería y maldita sus impactos, pero como dice la muliza “de la vida en el camino encontramos que el dolor va despacio y el placer va de prisa”, como el Cerro de Pasco, hay dolor y hay placer depende de cada uno como lo asume vivir.