Como educamos sin sentir culpa

Es importante saber que rara vez se soluciona el problema de un niño de la noche a la mañana puesto que ello se produce lentamente y por etapas, es decir es todo un proceso. Conseguir el éxito final en el cambio de la conducta de un niño requiere ser consecuente y constante. Pensar lo que se dice, decir lo que se piensa y asegurar de que todos digan lo mismo. Hay situaciones que se presentan donde solo algunos comportamientos pueden llegar a irritar o frustrar a su entorno cercano pero no todo lo que hace el niño puede resultar desagradable; pues es muy sabido que con un comentario positivo se consigue mucho más que con cualquier crítica. Se debe recalcar que el niño necesita atención y apoyo en vista de que cada día son cosas nuevas para él las que aprenden y requiere de tiempo y una práctica guiada.


> Como se conoce los niños no nacen sabiendo como expresar sus sentimientos y pensamientos apropiadamente por tanto en una etapa temprana como en la que se encuentran hay que enseñarles a expresarse y a escuchar a los demás. Con ello podremos ayudar a definir sus emociones; en vista de que dicho proceso de enseñar a un niño a identificar y expresar sus emociones supone años y mucha insistencia.


> Cuando se trata de dar órdenes en cuanto lo que se quiere que haga el niño se deben hacer afirmaciones que indiquen exactamente lo que tiene que hacer, cuando, donde y como. Esto con supervisión, además de que las tareas deberán ser acordes a las posibilidades que los niños manifiesten sin obligación.



> Para la mayoría de las personas la disciplina equivale a castigo. Pero en realidad disciplina significa Formar o Enseñar. A los niños antes de pedirles que intenten poner algo en práctica las personas de su entorno se convierten en modelo de comportamiento para ellos. Es decir se trata de
esfuerzos constantes y consecuentes siendo, al mismo tiempo eficaces y afectuosos con el niño, brindándoles más auto control, auto dependencia y positiva curiosidad.


> El apoyo es importante en cuanto suscitar el elogio en los menores de manera adecuada. Abrazos, besos y otras señales físicas de afecto junto con las palabras correspondientes son muy eficaces.



> Las recompensas de conductas deseables actúan como refuerzos que hacen que el niño se sienta bien por lo que ha hecho y busca hacer lo mismo más a menudo. PROPORCIONAN MOTIVACIÓN.


> COMO CASTIGAR: cada persona tiene una firme opinión sobre el castigo y en general todos, lo admitan o no, usan el castigo como una forma para enseñar al niño la conducta adecuada, jamás se debe aplicar un castigo físico menos en estado de ira.


> Por último se debe ofrecer un desarrollo equilibrado a los menores y proporcionar paz a las personas y al hogar. Esto requiere por un lado el convencimiento muy importante de que son efectivos y por otro llevarlas a la práctica de manera constante y coherente. Pensemos que lo que hace mal no es por fastidiarnos sino porque esta en proceso de aprendizaje.


Todas estas recomendaciones pueden ser muy válidas, todo depende de dos factores que si son importantes y absolutamente imprescindibles: amor y sentido común.
Fiorella Porras Portillo
Psicóloga