TRIUNFO CERREÑO

Por Roberto Carlos QUINTANA VILLAVICENCIO
Lic. En Filosofía

Era un domingo que paso de ser cualquier domingo a ser un excelente domingo, la gente sabia de la maratón, conocía de que había atletas que venían a correr de muchos lares , de aquí y de allá, el día estaba propicio para que haya sol y escasa lluvia.

Desde temprano las diferentes emisoras calentaban y alentaban al público a ponerse en sintonía con la maratón, los comentarios sobresalían entre dichos y hechos, entre flora y helechos, en fin es parte constante en la radio, elogiar y criticar, observar y alabar, es rutina radial y deber social hacer análisis de ello.

Cuando tenía 14 años estaba por las calles de Cerro de Pasco y era testigo de que uno de la tierra estaba en la pelea del primer lugar, vi esa escena, me quedo grabado como porfiaba ese atleta Cerreño en llegar al primer lugar y ese esfuerzo corono de gloria a los Cerreños, ese atleta Ranqueño gano la maratón aquel año cuando yo aún era adolescente.

Han pasado 29 años, 29 años donde escuche como foráneos se llevaban el dinero de la maratón en baúl, en carretilla, y con sacos, 29 años en la categoría Varones Rankeados sin ver a un Cerreño ganar, 29 años escaso y ausente de victorias, salvo las estrellas aquí y afuera que nos da Hortensia Arzapalo y más aún en esa final cuando Hortensia la disputo con otra atleta y gano cuando la meta fue en el coloso Yanacanchino.

Fueron 29 años de vacío de éxitos en la maratón más alta del mundo, y cuando amaneció este domingo preveía que iba ser otro domingo más de maratón donde ganarían foráneos e igual que siempre solo daríamos palmas a otros y no a los nuestros.

Estaba por la altura de la escuela de Patarcocha repleta de gente, como nunca, esa mañana de noviembre 06, el ruido poblacional era tronante, escuchaba la radio, los locutores deportivos anunciaban que un Cerreño disputaba la punta, eso no iba a perderme, quizás esta vez sí por fin logaría uno de la tierra del frio y la nevada ganar y no ser pasado cerca a la meta por otro foráneo como paso veces anteriores.

A mi alrededor estaban niños, adolescentes, madres, señoritas y paso corriendo Wilmer Atachagua, la gente lo vitoreaba, lo animaba, aplaudía y gritaba eufórico, note al niño emocionarse que su paisano estaba adelante, a la madre de familia aplaudir con emoción y enloquecimiento, al adulto gritar y animar cada paso que daba el paisano; seguí el relato del locutor cuando ya cerca al estadio toda la calle era un loquerio, el estadio una locura porque todos sabían que era un Cerreño que iba a ganar, Wilmer corrió, Wilmer ganó.

El triunfo de Wilmer es un triunfo colectivo en una sociedad llena de fracasos, el éxito colectivo de Wilmer es un triunfo social de la sociedad del Cerro plagado de frustraciones, nuestros niños y jóvenes necesitan modelos así, renovar su visión de plomo en sangre por una de sangre andina y vitalidad Cerreña, gracias Wilmer por darnos este triunfo, gracias por aumentar el autoestima social del hombre y la mujer del Cerro de Pasco.
(Foto Kosac Meza)