Roberto Carlos QUINTANA VILLAVICENCIO
Lic. En filosofía
Según la mitología grecorromana, el Leteo era el rio del olvido y quienes querían olvidar pues solo iban a beber sus aguas y era posible, pero también la mitología grecorromana nos cuenta que los dioses tenían una bebida para curarse los dolores, esa bebida se llamaba Nepente que viene del griego “Nephenthes” que significa exento, libre, quitado de dolor.
Los seres humanos evitan a lo largo de su vida el dolor y quieren olvidar lo malo y negativo de sus experiencias, es decir si hubiera el Leteo lo consumirían prestos y si tiene al Nepente pues se vendería por millones de litros.
Pero como no tenemos esas bebidas, los humanos se emborrachan para olvidar, se drogan para por un momento no tener dolor, y otros que no tienen esos hábitos sociales de vicio y de envenenamiento sanitario como son los cristianos, pues ellos acuden a la oración para olvidar y dejar de tener dolor.
Los agnósticos acuden a los fármacos, y los ateos no saben adónde socorrerse que terminan desesperados, pero el leteo y el nepente hacían olvidar y dejar de tener dolor para siempre, algo que en el fondo gnoseológico no es bueno; es necesario tener memoria y asumir el dolor, son estos dos elementos vitales para la sobrevivencia y el conocimiento social que el ser humano asimila, esto le sirve para adaptarse en su vivencia y resultar ser sobresaliente.
Mientras que los fármacos, los rezos, los cultos y las procesiones solo son antalginas de paso, no hay algo aun inventado que tenga la virtud de hacer que no haya dolor sempiternamente.
Entonces ¿“hermanos humanos que hacer”?, afrontar y enfrentar, y al hacer eso, habrá heridas, que son consecuencias del dolor, pero las magulladas al alma hay muchas que sanan y otras que no, y las que se curan se olvidan y las que no reposan y producen dolor y en ocasiones matan.
Al final, de algún evento o circunstancia habremos de sufrir siempre o dejar de hacerlo con el tiempo, por eso decían el fin del ser humanos es evitar el dolo y aumentar el placer emitían los hedonísticos, pero la fórmula de vida es que siempre “después del gusto, viene el disgusto”, esto se aplica desde la saluda, la nutrición, la conducta y las relaciones amorosas; estamos destinados a sufrir todos, solo que depende de cada uno según su sapiencia y lectura tener mayor o menor sufrimiento.
Iniciamos el octavo mes de agosto, ahorrarse líos y generar satisfacciones mayores es la meta, el reto y el propósito, ojala se pueda, y si no, date por satisfecho que lo intentaste , ya que no hay nada peor que solo mirar o solo teorizar, siempre la experiencia le da la cuota de sabiduría a la teoría, buen agosto hermano humano.