REGATEROS Y MOROSOS

Por Roberto Carlos QUINTANA VILLAVICENCIO
Lic. En filosofía

En la rutina radial y televisiva de programas de prensa, cuando estos otorgan el micrófono abierto, la gente se queja de que no fueron a recoger la basura a su zona, que no llega el agua, que no hay vigilancia, se quejan y se quejan, pero no pagan, no pagan del agua, de limpieza, de seguridad ciudadana y peor si se trata de darles cultura.

Mientras en otros pueblos te cobran por ver bailar el festival del Huaylas o de la tunantada o los negritos , aquí la gente quiere ver gratis el carnaval cerreño y las fiestas de mayo, somos una sociedad derrochadora y hemos acostumbrado a pedir sin dar, queremos identidad cultural y no sustentamos esa lógica inmaterial de nuestra identidad y emblemas culturales; hasta a literatos le piden donados el libro, o al poeta le menosprecian pagándole nada por su creación, no es por mercantilista que suena mi posición, sino creo que el obrero merece ganar por su trabajo, sea cual sea su labor.

Somos una sociedad regatera, barata y de rebaja; pero no porque no tenemos sino por tacaños y si ser avaro según la publicidad de un banco es una virtud, pues los Cerreños son virtuosos; será por eso que hay pocos urbícolas en nuestra sociedad, porque abundan los cicateros y sórdidos que dicen tener pero no pagan, muestran poder pero de sus bolsillos no sale, piden pero no dan, exigen pero no aportan; descarada sociedad.

Sale bonito desahogarse, y hacer sentir su protesta, obteniendo satisfacción y catarsis colectiva; sin embargo cuando entiendes el magro panorama de la actitud y cultura tributaria de nuestro pueblo concluimos que somos una sociedad espoleada mentalmente por el asistencialismo y la dependencia.
Somos una sociedad donde todo quieren gratis, que la limpieza se encargue el municipio, que serenazgo se paga solo, que el agua tiene que llegar gratis y que la cultura, la danza, el teatro, la música no cobre y si se paga que sea poco o lo mínimo; prefieren adquirir cajas de cerveza que libros, escogen el placer al gastar que el deber de invertir en asuntos productivos y útiles.

La gente en su mayoría no paga del agua prefiere instalarse clandestinamente, la mayoría no paga de seguridad ciudadana, la mayoría produce basura y no son tan conscientes de pagar el servicio de limpieza pública; y los más fatuo es pedir sin haber dado, que conchudez, que tal descaro, desfachatez y frescura.

Pero vendrán ya tiempos nuevos, donde todos paguen por ver cultura, paguen por tener limpia su calle, y todos paguen por mantenerte seguro; varias ex autoridades iniciaron el proceso y en algunos espacios arrugaron cobrar y mantuvieron aun la dependencia; imagínese que Paragsha, La Esperanza, Uliachin, pagaran en EMAPA, esta empresa tendría mayores recursos, pero gracias a la minera son asentamientos humanos que no les cuesta el agua.

Se dice que todo tiene un precio y que la vida y lo que ella trae no es gratis, y que los pueblos en desarrollo y crecimiento son los que conscientes y tienen cultura tributaria, y como dicen los viejos o es a la buena o es a la mala que tienen que aprender, aquí de hecho es a la mala, no hay otra opción, Ya han sido mucho tiempo buenos pero cojudos al momento de aplicar la cultura tributaria local.