“La vulgaridad proclama su contento de año nuevo con la estridencia del ruido fiestero y, lo que es peor, con los estruendos estallidos de cohetones de toda laya. A más ruido, más vida, dicen los estúpidos”, escribe C. Hildebrant en defensa de la paz interna y la tranquilidad de ánimo aún en días de fiesta.
“Yo siempre imaginé que el paraíso -si existiera- tendría que ser una comarca de gente considerada y amante del silencio. De nada he huido con más espanto que del sonido de los borrachos decididos a hacerse notar”, acota en su columna “La fiesta inolvidable”.
Pues bien. Disfrutando yo de mi silencio en el tiempo libre que me regalara estos pasados días de navidad 2014 y año nuevo 2015, causó en mí, mucho agrado y gracia, encontrar a “JOSEFINA” en un quiosco de venta de diarios ubicado en mi barrio Paragsha – Cerro de Pasco.
En ese encuentro me cuenta Josefina que nació en Rancas, y que estudió en el colegio “Simón Bolívar” del mismo lugar: “Sé leer un poco y escribir, nada más. Si hubiera vivido mi papá quizá hubiera sido diferente; yo quería ser profesora, ese era mi deseo. Como no me ha acompañado la suerte me he quedado ahí para criar hijos nomás”, dice.
En otro momento relata sobre su esposo Gabriel Gora Ayala y sus nueve hijos: “Muchacha nomás me he casado. Con mi esposo éramos vecinos, ahí nos hemos enamorado. En realidad he tenido doce hijos, tres se murieron”.
Es que, así se titula el ligero libro de 50 páginas: JOSEFINA - La mujer en la lucha por la tierra. Un estudio elaborado por la cerreña Elizabeth Lino Cornejo, en la que narra la historia de Josefina Oscategui Córdova (que al igual que Silveria Tufino) participó en los sucesos en las que la Comunidad Campesina de Rancas (mayo 1960) retoma posesión de sus tierras usurpadas por la empresa norteamericana Cerro de Pasco Corporatión.
“Por el talón me entró la bala, entonces se voló el zapato, la sangre salpicaba como chisguete. Yo estaba gestando a mi hija. Esta mujer está preñada, está perdiendo sangre, diciendo, un policía me amarró con gasas que sacó de su maletín”, continúa narrando JOSEFINA.
La publicación se halla precedida de una loable nota: “Este libro es impulsada por los hijos e hijas de Gabriel y Josefina, como un primer paso por instituir el premio ‘Josefina Oscategui’. Premio que tiene por objetivo la puesta en valor de las expresiones andinas locales y regionales”.
Un digno recuerdo y celebración, como ésta, para hacerse notar no requiere de vulgares estridencias, agregaría César Hildebrant. ♣ 02.01.15.
Everto Carhuaricra Meza
Cerro de Pasco – PARAGSHA
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