Por Roberto Carlos QUINTANA VILLAVICENCIO
Lic. en filosofía
Quemar muñecos en fin de año será delito ambiental con impuesto verde, pero semánticamente el planeta ya está fregado (jodido) y sentenciado a desaparecer (vean la película INTER ESTELAR para entender esto) y ni mil campañas en contra de no quemar, desviaran el destino generado por la sandez humana de no cuidar su hábitat, así no quememos llantas en fin de año, un día de uso de combustibles diversos adelantan 01 siglo de aniquilación planetaria.
Por eso quemar muñecos o hacer piñata de muchos personajes sería una catarsis necesaria; es necesario desfogarnos quemando e incinerando a algunos, o reventarles en la vuelta de la piñata colmaría esos deseos profundos e insanos de destrucción, al final, es mejor ser voyeristas asintomáticos que asesinos reales.
Especulare a que muñecos quemarían este 31 de diciembre algunos de mis amigos y amigas:
El muñeco de la amante que te desplazo del amor de tu vida; ¿quién no quiere quemar a estas golfas que se echan por 4 chelas y dos chocolates?; merecen ser puestas en la hoguera de la venganza al fiel estilo de “Bastardos sin gloria”.
Hacer piñata de mi competencia comercial, política o amorosa; pegar utilizando un bate en la piñata de tu contrincante que te quito el triunfo, o que te saco de carrera en algún negocio o te gano a la mujer de tus sueños o al hombre de tus noches de verano, es de hecho una sesión desintoxicante muy buena para ser feliz el 31 de diciembre, no hay nada más satisfactorio y des estresante.
Quemar el muñeco de la persona que odias, todos odiamos a muchas personas, el odio es un pecado que vale la pena, el odio produce competitividad y genera entusiasmo, claro odio bien encauzado, pero de todos los que odias a uno odias más, y de ese o esa debes incinerar su rostro a través de un muñeco, sin ganas de darte de practicante de magia negra, seguramente no te bastara usar gasolina o nafta para quemarlo por completo pero de seguro luego de ver el humo de tu satisfacción psicopatológica, tus estrógenos o andrógenos estarán al 100 % aptos para hacer el amor lleno de vigor y felicidad.
Quemar el muñeco del imbécil que te choco el carro, o del estúpido que se burló en tu exposición, o del bestia que te pego con ayuda ; o del zángano que aprobó gracias a tu ingenuidad y cojudez, quemar el muñeco de aquel que se quedó con tu puesto con soboneria o de aquella que todo lo consigue gracias no a su talento sino a su “razón poderosa”, pues como decía el filósofo “Chanini” esos merecen ser quemados o apabullados en este fin de año simbólicamente.
Ahora, hay personas que también querrán que tú seas su piñata a destrozar o muñeco a incendiar, yo también estoy en la lista de muchos y muchas, de los muchos por psicosearlos semanalmente, y de las muchas por seducirlas sin compromiso formalmente, al final como dicen los viejos: que hablen mal o bien de ti, lo que importa es que hablen porque si no hablan no existes y si no existes ya fuisteis; feliz año, a quemar el planeta y piñatear nuestro mundo.