EL GRINCH EN ACCION

Por Roberto Carlos QUINTANA VILLAVICENCIO
Lic. en filosofía

Y suena navidad en nuestra rutina de convivencia social, y en vez de paz tendremos beligerancia, aprietos, riñes, diciembre se convierte en el mes donde hay más robos, mas violaciones, mas delincuencia, en vez de calma se da la tribulación, en vez de noche buena, la gente escoge la noche mala, y en vez de amistarnos y que reine el perdón, más se genera la culpa, la discordia y el desdén.

En el fondo tenemos de Grinch mucho y de Noel poco, de Ganchana más que de Pishtaco, somos una mescolanza de Frankestein y Teresa de Calcuta, un producto del materialismo de la súper vivencia en la cual el fuerte es el que gana y el débil da pena.

No hay expresión más morbosa de lo miserable que es el humano al convertir a la navidad como buen motivo para darse de panudo y valentón, despreciando al indefenso, al pobre, al menesteroso. Donde los restaurantes dan de limosna la sobra del arroz de sus clientes y lo que quedo de la sopa despreciada por el paladar de los fariseos.

Navidad es buen motivo para que los poderosos se luzcan dando sus dadivas, regalando sus sobras a los pobres, entregando las migajas a los menesterosos, al final como dice la sentencia, el rico es rico porque los pobres se lo permiten y es en navidad donde el rico tiene que agradecer ese privilegio.

Navidad, época donde se vende más, se engaña más, se estafa más, y se ama menos , el niño quiere lo suyo sino llora, el padre hierve el carácter y la madre despostilla su actitud, no hay refreno para el placer, ni límite para el gasto, ¡es la vida hoy y mañana ya se verá que hacer!

Ingenuos humanos, no precavidos, gastan lo que no tienen, lucen lo que no es de ellos, exponen máscaras, dan a conocer falsedades, lo que es, no debe ser sabido, lo que se siente en verdad hay que apaciguarlo con la moda de la canción favorita del verano o del invierno, anestesia social es diciembre, es navidad, y de remate, año nuevo para coronar este envuelto inagotable de distracción y desintoxicación que la gente busca con interés.

Ser grinch no es en el fondo negativo, sino es devolver a la fiesta Noel su verdadera vocación e intención, es malograrle la fiesta al mercado, aguarle a la lógica comercial su hambre, estropear al capitalismo su sed monopólica, ¿Por qué todo tiene que ser comprado? Si el paneton se hacía en horno doméstico, ¿Por qué tiene que ser regalo pactado de 10 soles para más? ¿Cuándo acaso no es de mayor valor algo hecho con tus manos y de intenso corazón?.

Por eso familias cocinen, horneen, construyan, que el abrazo dure más que el regalo, que el beso sea más intenso impacto que la comida, que el perdón supere a la bebida, y que la reunión en la mesa familiar una, construya y edifique.